Las píldoras televisivas de don Televerio

Don Televerio no podía dormir después de la intensa jornada electoral. Conociendo su aficción a la televisión actual, y por qué no, a la antigua también, le recomendé que viera esta perla de la televisión de siempre. Todo un clásico de la historia de la caja tonta.

Capítulo 8. Don Televerio y la caza del famoso más famoso de la historia

No quería terminar mi estudio con Televerio sin preguntarle qué le parecía la locura que reinaba últimamente en las televisiones españolas por encontrar al famoso más famoso de la historia de España. Si el otro día habíamos comprobado como el Rey don Juan Carlos se proclamaba como el personaje más famoso de la historia de nuestro país, otras cadenas, como Televisión Española o La Sexta, también habían puesto en marcha distintos formatos que buscaban algo similar. "Mire Televerio. ¿Qué le parece usted que el Rey sea el ganador?", le pregunté al anciano. "Hombre, no sabría yo qué decirle. La verdad es que en una lista en la que Aznar está por encima de escritores y monarcas.... Pues no sé. No es que no me lo crea, pero que el Rey esté por encima de Cervantes y Colón...", me dijo el anciano. Sin embargo, noté que el formato le había llegado hondo. "Y ¿qué le pareció el programa?", le insistí. "Estuvo bien, algo nuevo, fresco. Con colaboradores con nombre y que supieron defender lo suyo. Eso de pedirle a José Bono que opinase sobre la presencia de José María Aznar en la lista estuvo bien", me contestó.

A continuación le propuse visionar algunos vídeos sobre lo que estaba haciendo la Sexta al respecto, más concretamente en una de las secciones de su programa estrella Sé lo que hicisteis. En este caso se trataba de buscar al famoso (y ya no personaje histórico) más famoso. Pero siempre visto desde el lado irónico del programa. "Me parece una buena idea. Por lo menos no intentan sentar cátedra como los de Antena 3. Saben que es un concurso tonto pero que les posibilita rellenar programa", me dijo el anciano. Era increíble. ¿Cómo podía el viejo haberse convertido en un crítico de televisión de aquella envergadura?

Y ya puestos a hablar de ránkings no se me podía pasar el preguntarle qué le parecía la última encuesta elaborada por Gallup en la que se elegían a los veinte comunicadores con mayor credibilidad del país. "Hombre, no sé quién habrá votado en esta. Pero si le digo que dos periodistas del corazón como Patiño y Mariñas están por encima de Jesús Hermida... Creo que ya le he dicho bastante. ¡Cómo ha cambiado este país!"

Las píldoras televisivas de don Televerio

Don Televerio esta vez ha seleccionado este gran momento de la historia de la televisión española. ¿Quién no ha canturredo alguna vez el pegadizo estribillo del La, la, la? Corría el año 1968 en una España franquista en la que cualquier alegría, por poca que fuera, sacaba a los españoles de sus humildes vidas.

Capítulo siete. Televerio, los debares electorales y el exceso de Pantoja

Pocos días quedaban ya para las elecciones autonómicas y municipales del 27 de mayo cuando don Televerio y yo tuvimos nuestra nueva cita. En nuestra sesión, el viejo me encontró en mi despacho rodeado de propaganda electoralista. "¿Qué le parece Televerio? Ampliación de la red de Metro, nuevas escuelas infantiles, viviendas públicas... todo lo necesario para ganarse el voto", le dije enseñándole uno de los folletos. "Y no se olvide usted de inaugurar una nueva instalación para venderse mejor", añadió el anciano. Y qué razón tenía. Durante las cuatro semanas de campaña que llevábamos, los políticos habían inaugurado nuevas estaciones de Metro, hospitales aún sin terminar y un sinfín de nuvas infraestructuras para demostrar lo buenos que habían sido durante la anterior legislatura. "Mire usted, señor profesor. Mi cuñado vive en Castellón y eso allí no pasa. Allí no se puede inaugurar cosas así como así durante la época de campaña. Hay que esperarse o hacerlo antes, pero no durante ella. Es que fíjese usted, hay muchos que aprovechan la ocasión para hacer un lavado de cerebro a la gente y convencerles de que su partido es la mejor opción", dijo Televerio.


"¿Y qué piensa usted de los debates de televisión?", le dije al anciano. "¡Puff! La verdad es que me encanta la idea. Qué mejor ocasión que esta para reunir a los principales candidatos de los partidos políticos y conocer así sus programas electorales. Pero la verdad es que a veces me siento un poco tonto ¿no tiene usted la impresión de que sólo están representando un papel, se insultan entre ellos, y no tienen en cuenta que están hablando de nuestro futuro? dijo. "No sabría qué decirle Televerio. La verdad es que cada vez más la política se parece más a un culebrón. Alcaldes corruptos, alcaldes con relaciones personales con miembros del Caso Malaya, alcaldes y tonadilleras... Más que un circo diría yo que es un culebrón", le contesté. Y fue en ese momento cuando los dos dirigimos la mirada al televisor que teníamos delante nuestra que permanecía encendido. "Fíjese, ya están otra vez hablando de la Pantoja. ¿Es que no pueden hacerlo de otra cosa? Si le soy sincero, hasta el Festival de Eurovisión me resulta más atractivo que pasar toda una noche escuchando bobadas sobre la actuación estelar de las Fiestas de San Isidro de Madrid", dijo el viejo. "Estoy con usted Televerio, estoy con usted".

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http://www.elpais.com/articulo/espana/Isabel/Pantoja/detenida/Marbella/relacion/Operacion/Malaya/elpepuesp/20070502elpepunac_8/Tes

Capítulo seis. Don Televerio y las series en Internet

Tal era la confianza que tenía con Don Televerio que un día le invité a tomar un café sin necesidad de que se acercase hasta mi despachopara que visionáramos un programa de televisión. El anciano, que había hecho unos progresos increíbles en el mundo de las nuevas tecnologías, tenía ya un movil propio, un ordenador portátil y su preciada televisión. Así, me dispuse a llamarlo para quedar con él.

"¿Dígame?", escuché gritar al anciano al otro lado de la línea. "Hola Televerio, me preguntaba yo si querría acompañarnos a mi señora y a mi a una cafetería de la ciudad. Así aprovecharíamos y le presentaría a mi mujer, que tiene muchas ganas de conocerle", le dije. "Uhm, déjeme pensar, ¿qué día es hoy?", contestó, "Lunes", me apresuré a decirle. "Uy, no, no. Me van a disculpar su señora esposa y usted, pero hoy echan Círculo rojo y no me la puedo perder. Sería una lástima empezar con una serie y dejarla en el tercer capítulo".


La verdad es que contuve la risa. Me había olvidado de que todo lo emitible para las cadenas de televisión era visible para Televerio. Al imaginar la cara de mi esposa cuando le dijera que el viejo no iba a venir, encontré la solución. "No se preocupe Televerio, ahora, si se pierde algún capítulo de esa serie lo puede usted ver en la web de Anena 3. Es una nueva iniciativa dentro de las televisiones españolas, pero que lleva bastante tiempo en otros países como EE.UU. Se trata de algo muy sencillo pero revolucionario en cuanto a medios de comunicación españoles", le dije. "¿De verdad?, mira que no me fio yo del Internet ese, pero bueno. De todos modos,¿usted cree que eso va a ser verdad? Mire que yo no estoy para bromas y menos si tengo que gastarme unos duros en ver el dichoso capítulo. Hoy en día con lo que me dan con la pensión nose puede tener tantos caprichitos", me dijo el anciano. "No hombre, si es gratis. Este nuevo tipo de emisiones se rentabilizan con el dinero de la publicidad que se inserta dentro de los capítulos. Venga Televerio, no tiene excusa alguna para venir conmigo". Hubo un corto silencio, sin embargo, me adelanté a la contestación del anciano. "A las siete y media paso a recogerle, ¿de acuerdo? "Está bien señor profesor, me ha convencido. Además, un poco de aire fresco no me vendrá mal.

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